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Regresar

 La carretera está callada, más pasiva y más hermética que Julia, en aquella mañana de verano, los minutos parecían retomar su sonido de marcha, su latir dentro del reloj de pulso que posa sobre su muñeca, ha tomado más fuerza que su corazón. Es difícil regresar a donde se perdió todo; donde se llegó sin nada, sólo con esperanzas y una mudanza, se llega a las diez con dieciocho; y el mundo paraliza. El olor a azufre irrita su nariz mientras avanza sobre la ciudad. El estómago se ha revuelto, lo hace cada vez que ella no puede identificar sus emociones, lo hace cada vez que se siente sola, aislada, invisible. Cada ocasión donde desearía correr o llorar a gritos; pero en su lugar, debe pasar saliva y continuar. Sólo reconoce el objetivo con el que hoy desde temprano tomó de su armario, aquel mono color caqui y comenzó a vestir su tibia piel. Únicamente tiene una misión que realizar.  Despedirse por completo de Braulio, sin hacerlo, decir “adiós “ sin hacerlo, decir “hasta nunca”...

A ti

 Sabes Sadat, de verdad me haces falta Me conoces como nadie  Mañana me despido definitivamente de él 

Dónde

 A donde se ha ido? Quizá nunca ha estado, nunca ha llegado, nunca ha existido 

Quisiera

 Despertar y sólo escuchar tu voz, recordarte como si te hubiera tocado hace un momento. Sólo me recuerda que te extraño, dos sueños ligados por algo que permanece dentro de mí  Quisiera que ese correo que envié en Mi sueño después de verte  no llegara, te darías cuenta de muchas cosas 

Tantas despedidas

 Soñarte y tenerme de despedir nuevamente de ti, sigue siendo doloroso 

En la espuma

  Los días se hacen cada vez más cortos, las lluvias no han cesado. El frío ha llegado por las noches, ha sido necesario cerrar las ventanas de la alcoba. Los helechos del jardín se mojan y caen las gotas en cascada. Julia tiene insomnio. Braulio está por irse lejos, definitivamente y ella no tiene derecho a sentirse triste por ello. No logra identificar qué siente. Sólo sabe que desde el día que se enteró de su partida, ha llorado; se siente desolada, con miedo. Con un no sabe qué en el pecho, en la garganta.  Ha llorado como niña abandonada, desde el vientre; se le rasga la garganta y ha quedado afónica en varias ocasiones. Su gripe duró treinta y dos días. Cómo explicar a los demás lo que siente, si ni ella misma sabe qué le pasa. El dolor es profundo y la gente lo nota. Se va, al día de hoy faltan sólo veintitrés días y horas para su partida. Se va por tierra con su historia y parte de la de ella. Lleva en la guantera de la camioneta sus sueños de una familia, las ganas de...

Dudas

 Tengo una duda  Fui tan mala persona que no deseas hablar conmigo?