Besos
Este es un día que no reconozco, todos han sido tan extraños en estos últimos meses. No reconozco las calles, tampoco mi habitación, ni a mí misma. Mi reflejo en el espejo, se queda mudo al verme transitar por la recámara. No quiere hablarme porque no sabe quién soy últimamente. Pocas cosas me tienen anclada a la realidad, pero a veces, sólo siento que me elevo por los aires y choco con las ramas de los árboles. Me siento ligera y volátil, mis pensamientos se aprisionan solos; cualquier esperanza de amor me hace sonreír en el vuelo, y de pronto... un golpe en el estómago me hace despertar del sueño estúpido en el que estaba.
Le he marcado a Jana desesperada, quiero que me de las respuestas que preciso para poder despertar y sentirme como antes; pero tampoco ella sabe. Se queda callada por largos minutos y sólo puede decir que:
- No lo sé Julia, yo también estoy buscando lo mismo.
Le he hablado de buscar los últimos recursos del hombre desesperado, y sería, entonces el pensamiento mágico. Aquel que sea capaz de sostener alguna certeza en esta irrealidad. Nos ha faltado el valor de escudriñar y también nos han faltado fuerzas.
Muchas veces, a mitad de la noche... despierto con un sobresalto que no sentía hace muchos años. Y mantengo los ojos cerrados, lo más que puedo; tratando de recordar cómo es mi vida ahora y resulta ser una locura, trato de pensar en qué me quedé el día anterior y no puedo recordar, ni siquiera qué día es hoy. Que terrible desacierto de la vida. Que a mitad de la misma parezca todo desmoronarse y armarse en minutos.
No puedo observar sin preguntarme qué me ha pasado estos meses, me veo de arriba a abajo y quiero encontrar debajo de los ojos llenos de ansia un reflejo de esperanza. A veces lo siento jugando con mi pupila y de pronto se evapora y se va con los reflejos de la luz y las partículas de polvo. Mi piel ha olvidado lo que se siente vibrar y mis mejillas dejaron de sonrojarse hace mucho, mucho tiempo. No espero que alguien me rescate. Me percato de que puedo lograrlo sola, que cuando camino por el sendero rodeado de árboles, se llenan de mi luz. Sin embargo, ésta no se queda estática y se esconde y se va. Levanto los brazos y los agito como cuando estaba en mi trinchera por Enrique. Sólo que en esta ocasión sólo recuerdo a un breve Ernesto y vuelve la nada, y se queda nadie.
He besado algunos labios últimamente y no he logrado anticiparlos, en las miradas de ellos no había un reflejo que me avisara que llegarían intempestivamente. Si hubiera sabido, quizá llevaría mi caja de recuerdos y calidez para poder calentar esos besos y guardarlos en mi regazo por las noches. Ahora sólo los recuerdo y sonrío con complicidad conmigo, qué desastre; levanto la mirada y cierro los ojos para poder hacerlos vívidos a cada uno de ellos. Consigo sentir las noches, los espacios y el latir de sus corazones y mi boca sonríe por breves minutos. El ego crece y en breve se va por las estrellas. Mañana regresará y conseguirá quedarse un poco más y no dejarme vulnerable.
Y sólo pienso en cuánto había soñado conque fuera Ernesto quien con su calor me tomara por sorpresa y me besara hasta perdernos es la penumbra. Pero no surgieron efecto los textos, ni los mensajes profundos, simplemente se fue, o más bien nunca ha estado y no vendrá más.
Comentarios
Publicar un comentario