Estruendoso rugir de mis olas
Era necesario que la efusividad de los días no perdieran sus tonos rosados y luminosos. No podría sentarse a terminar de escribir, una historia sin sentir el amor que había sentido por una relación furtiva.
Julia pensaba que no sentia lo mismo ya, debido a la disminución importante de los mensajes melosos y seductores de Miguel. Pero en realidad, era también que estaba observando por debajo de las sábanas y atrás de las persianas de la habitación de Él, todo aquello que no le gustaba en realidad de una persona. Acentuaba todos los detalles, hasta el más mínimo para borrarlo, esa vehemencia con la que comenzó todo esta historia, comenzaba a desvanecerse con el paso de los días.
Necesitaba esa adrenalina correr por su cuerpo para poder seguir contando lo que su voz no se atrevía a expresarle a nadie, incluso a ella misma. Ese "me encantas" y "te anhelo", se estaban quedando en la magia que se trasformaba poco a poco en cenizas. Julia sabía que esto pasaría, sólo que como siempre deseaba que se prolongara un poco, solamente. Lo dejaba libre, estaba olvidando el sabor de sus besos, de su piel. El tono de su voz, permanecía aún, porque sus videos y canciones a veces flotaban desde su móvil, hasta sus oídos. Pero evitaba en la medida de sus posiblidades escucharlo, para poder erradicar de su memoria el sueño ligero ;así era el acuerdo entre líneas de aquel sueño fugaz. Y como todo sueño fugaz debía padecer e irse sin previo aviso, sin necesidad de un drama amoroso de ruptura, a los que Julia estaba acostumbrada. No podía darse el lujo de reclamar lo que nunca existió, lo insostenible en el tiempo y en la distancia, lo que se debe olvidar como si nunca hubiera existido, sin sollozos, ni suspiros. Sólo dar la media vuelta y continuar, con la cabeza fría; dejando ahí sentado entre el murmullo de los querubines, y las luces rosadas reflejadas en el mármol blanco de aquella ensoñación. Ahí querrá dejarlo, por si en algún momento de su vida, Él vuelve a proponerle verse, y ella está dispuesta; será nuevamente un encuentro fervoroso e inolvidable, independientemente a lo que ella quisiera que fuera en la realidad ... que fuera volátil y fácil de borrar de su historia.
A Julia no le gustaba dejar sus amores perdidos en los capítulos, quería llevarlos consigo de por vida. Por éso escribe de este modo, tan insistentemente, para traerlos a su memoria cuando estén a punto de claudicar ante el olvido certero.
Pero por hoy, se estaba dando cuenta que ya era momento de olvidar y dejar atrás todo lo que pesa y ancla. Los amores que no lo son mas, los que deciden olvidarla sin un memorándum, dejando un espacio vacío y lleno de preguntas. Ya no está dispuesta a esperar a que un viento equivocado traiga de vuelta algún suspiro, se han marchado, que se vayan de una vez.
Quiere voltear hacia el océano y mirar el sonido estremecedor de sus propias olas, aunque murmullen los recuerdos fantasmales. Poco a poco, está virando de dirección, sin retorno alguno.
Julia pensaba que no sentia lo mismo ya, debido a la disminución importante de los mensajes melosos y seductores de Miguel. Pero en realidad, era también que estaba observando por debajo de las sábanas y atrás de las persianas de la habitación de Él, todo aquello que no le gustaba en realidad de una persona. Acentuaba todos los detalles, hasta el más mínimo para borrarlo, esa vehemencia con la que comenzó todo esta historia, comenzaba a desvanecerse con el paso de los días.
Necesitaba esa adrenalina correr por su cuerpo para poder seguir contando lo que su voz no se atrevía a expresarle a nadie, incluso a ella misma. Ese "me encantas" y "te anhelo", se estaban quedando en la magia que se trasformaba poco a poco en cenizas. Julia sabía que esto pasaría, sólo que como siempre deseaba que se prolongara un poco, solamente. Lo dejaba libre, estaba olvidando el sabor de sus besos, de su piel. El tono de su voz, permanecía aún, porque sus videos y canciones a veces flotaban desde su móvil, hasta sus oídos. Pero evitaba en la medida de sus posiblidades escucharlo, para poder erradicar de su memoria el sueño ligero ;así era el acuerdo entre líneas de aquel sueño fugaz. Y como todo sueño fugaz debía padecer e irse sin previo aviso, sin necesidad de un drama amoroso de ruptura, a los que Julia estaba acostumbrada. No podía darse el lujo de reclamar lo que nunca existió, lo insostenible en el tiempo y en la distancia, lo que se debe olvidar como si nunca hubiera existido, sin sollozos, ni suspiros. Sólo dar la media vuelta y continuar, con la cabeza fría; dejando ahí sentado entre el murmullo de los querubines, y las luces rosadas reflejadas en el mármol blanco de aquella ensoñación. Ahí querrá dejarlo, por si en algún momento de su vida, Él vuelve a proponerle verse, y ella está dispuesta; será nuevamente un encuentro fervoroso e inolvidable, independientemente a lo que ella quisiera que fuera en la realidad ... que fuera volátil y fácil de borrar de su historia.
A Julia no le gustaba dejar sus amores perdidos en los capítulos, quería llevarlos consigo de por vida. Por éso escribe de este modo, tan insistentemente, para traerlos a su memoria cuando estén a punto de claudicar ante el olvido certero.
Pero por hoy, se estaba dando cuenta que ya era momento de olvidar y dejar atrás todo lo que pesa y ancla. Los amores que no lo son mas, los que deciden olvidarla sin un memorándum, dejando un espacio vacío y lleno de preguntas. Ya no está dispuesta a esperar a que un viento equivocado traiga de vuelta algún suspiro, se han marchado, que se vayan de una vez.
Quiere voltear hacia el océano y mirar el sonido estremecedor de sus propias olas, aunque murmullen los recuerdos fantasmales. Poco a poco, está virando de dirección, sin retorno alguno.
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