Las grietas


" Dar la vuelta a la página y saber que no todas las personas son buenas"

Esta frase cuarteó las paredes del blanco consultorio, abrió las grietas que debían quedarse ocultas, dejó desnudos los vacíos que vulneraron la estructura. El corazón de Julia con ellas, mientras en la casa vecina Héroes del Silencio nublaron sus ojos.

La sesión había terminado, ella seguía asomándose por los rincones como queriendo encontrar algo, un eco, una voz, un mensaje, un no me he olvidado. Pero por qué esperar. La vida ha querido en todo momento terminar con los recuerdos que ella no deja en páginas vecinas, se aferra con uñas y entrañas a seguir olfateando; así como husmea en  aquel perfume que ondula en la escalera que lleva al consultorio. Pretende atarlo y cierra sus ojos  para dejar por sentado que aún está ahí .

Ella misma debiera parafrasear a su paciente frente al espejo mientras se ducha, debería tararear para que se queden cosidas en su piel más íntima aquella frase:

"Dar la vuelta a la página..."

Pero no, la anota con nerviosismo entre las páginas del expediente, con una nota más al pié... se ha logrado el avance, el paciente ya no carga dolor, es su momento de abrir los brazos y continuar, es pleno .

Observa mientras la música del dispositivo suena tenue y el humificador suelta los vapores olor té verde, se queda quieta, perdida entre las notas y su yo, perdida conmigo. Sus pensamientos se van hacia la bondad de una persona. Porqué querer saldar cuentas con alguien, porqué desear comunicarse con ese fantasma, porqué buscar una bondad inexistente. Debería dar la vuelta a la página y dejar de intentar que en su pensamiento sea quien nunca fue. Porque aunque hemos escrito tantas cosas sobre el daño que se obtuvo de cierta relación, ella y sobre todo yo, sabíamos que esa persona no fue mala, sólo no amó a Julia como ella necesitó, sólo la olvidó tan pronto como ella no lo hizo; y éso en realidad no es maldad. Podríamos catalogarlo como narcisismo, egocentrismo, como frialdad; pero por ahora, hoy en específico; se han borrado las etiquetas y mientras Julia revisa las notas de sus expedientes buscando más justificación a lo que debiera borrar; yo por mi parte puedo observar que él es quien es y si no la quiso, no fue su culpa, si no fue quien ella necesitaba... así eran las cosas.

Vivir aferrada a quien nunca mora dentro de quien ella amó, es una monotonía, un hastío que es necesario dejar en las grietas que se abrieron. Será necesario que preparemos juntas una buena mezcla de resanador que oculte y sepulte lo que debe extinguirse. Que la oscuridad lo aniquile y lo asfixie, que de nuestra parte, está terminado.

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