No es nada


 Las teclas del piano lejano suenan en su piel, Julia suspira profundamente al sentirlas desde sus memorias infantiles, resguardadas en algún rincón de aquel piano de cola que vibra nostálgico. 

Aquella noche hacía frío, un frío que lograba hacer que Julia portara sobre su cabeza un gorro tejido en estambres de color hueso; debido al lacio intenso de su cabello negro, constantemente debía ajustarlo, ya que se resbalaba al son de sus movimientos. Las manos frías de Julia comenzaban a dolerle debido a su enfermedad; ese dolor se recorría desde las yemas de sus dedos hasta sus pies inútilmente protegidos con unos calcetines negros de lana y unos botines de plataforma.

El sonido de la sonata le regalaban un poco de calma, deseaba en lo más profundo de su ser, flotar como estrella sobre el viento, regalar sus suspiros a las hojas secas del invierno. Sería importante saberse tranquila, sentirse ligera, sin preocupación alguna, sin nostalgia que la sostenga anclada al piso.

Pero sabe que esa paz no es totalmente de ella,  ha decidido congelar sus pensamientos disruptivos en las madrugadas; había optado por doblarlos lo más pequeño que se pudiera para poder seguir con su vida... pero sobre todo yo, con la mía 

Cuando era pequeña, deseaba casarse con  un director de orquesta, un pianista o algo que tuviera que ver con la música, sin embargo, el destino le puso a la vuelta de la esquina alguien que deseaba el poder; en poca escala quizá; pero poder al fin. Sí, fue un director de escuela secundaria. Hombre preparado y capaz de llegar lejos, muy lejos, pero de ella.

Así caminó por muchos, muchos años. Solitaria y fuerte. Había decidido continuar con la vida que ni siquiera había percibido en alguna época de su vida. Los anhelos de infancia habían quedado sumamente lejos de la realidad de Julia. Estos deseos insulsos prefirió dejarlos, sabía que nunca serían. Una vida perfecta, con un hombre a su lado que la amara, jamás llegó.

Debía adaptarse a vivir entre sombras durante un tiempo que parecía infinito. Su vida la dedicó a buscar quién la amara como era, pero su búsqueda de amor había fracasado y ella, estaba rendida. Las piezas que tocaba aquel hombre de ropas oscuras y cabello despeinado, le taladraban en su torrente, al recordarle que ni en su matrimonio, ni en su aventura febril logró sentir que el amor la inundara.

Entonces, ¿dónde se busca el amor?

El amor, no se busca, te encuentra; choca contigo y te roba el alma entera. El amor no avisa, no deja respiro completo, roba besos a escondidas. Te toma de las manos cuando éstas, están frías. Se acurruca por las noches en un tibio lecho. Baila intempestivamente contigo al escuchar las suaves notas de un piano de cola. Envía mensajes de respuesta... y a la vez, no es nada.

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