En todas partes

 Los mejores días, suelen ser los días soleados. Los mejores días son donde lo veo, donde siento tocar mi cuerpo con su quietud y su fuerza a la vez. Donde observo en silencio lo que desea decirme, donde escucho lo que mantiene para sí. Donde su silencio me deja tranquila, donde su estruendo me hace callar.

Verlo cómo es capaz de alcanzarme aunque yo corra, notar su presencia aún cuando cierro mis ojos. Y ahí se encuentra, cada vez que yo deseo, cada vez que yo lo invoco, cada vez que yo lo anhelo, cada vez que necesito saber que me espera a que yo decida estar cerca. Esa certeza me mantiene con vida, me sostiene cuando me encuentro cansada, cuando el miedo me acorrala. Me da paz saber que cuando yo lo decida, podremos encontrarnos y tocarnos por el tiempo que deseemos, escucharnos sin palabras; amarnos sin tiempo.

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