Infidelidad

La infidelidad es un hecho, un sueño, una pesadilla, un deseo, un horror combinado con adrenalina. Que sólo el que es infiel conoce, reconoce, padece y disfruta.
Existen distintos tipos de infieles; aquel que lo niega aún cuando las evidencias son palpables y dolorosas, aquel que se hace pasar por víctima, culpando a todos los que lo rodean, haciéndoles creer que el ambiente o las circunstancias lo orillaron; el que se enamora hasta la perdición y olvida hasta el nombre; el cínico, que lo confronta con burla y, Yo.
Julia Eskarra, que sabe de dónde viene el origen y a dónde fue a dar todo.
Fui infiel,me fui infiel a mí misma, a mi pareja, a mi familia, a mis principios, a mi vida. Ser infiel, no sólo es romper con un esquema, es destrozar el amor, la confianza. Es sumirte en el más profundo dolor, confusión, guardar el secreto para no terminar de caer hasta el fondo; cuando el fondo es lo que ya se ha tocado desde hace tanto. No saber dónde termina el fango y dónde comienzan mis piernas, no sentirlas; sólo tener una gran necesidad de querer correr y desaparecer. Tener la gran disyuntiva, entre sumirse más en el lodo o, limpiarse el cuerpo y salir corriendo para no volver.
Necesidad de nada, necesidad de todo. De verdad, de expiación; necesidad de un lugar donde resguardarse de la tromba que azota la realidad, necesidad de un respiro de la vida, de un querer volver a donde aún no comenzaba nada, donde no aparecía la pena y el miedo, donde el duelo no ha aparecido. Volver todo a comenzar de nada es lo único que podría parecer más conveniente, cuando en realidad no conviene nada, no apetece nada, todo duele, todo apena, todo aflige. Ser simplemente Julia Eskarra corroe el alma, desprende a pedazos el corazón y no deja dormir, ni caminar, ni comer, ni vivir. Será mejor no ser.

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