Recorriendo tu cuerpo

En el fondo del vacío sólo aparecen notas rotas, de una melodía sin sentido. Existe música que hace vibrar el alma y otra, que no lleva armonía para ningún recuerdo. Aquella noche parecía afónica, ninguna canción parecía llegar a mi memoria, y mi pensamiento, necio, quería evocar alguna nota, que lo hiciera regresar al instante en que estaba.
Ya habían pasado algunos meses desde aquel beso furtivo, que había dado cabida a la esperanza y a la ensoñación; era verano. Sin embargo, en la ciudad donde estaba Julia Eskarra de vacaciones, el calor no se hacía presente. Sólo deambulaban algunos aromas, se paseaban por el espacio, para encapsular el momento preciso. Un olor a fresa y naranja, adornaba la mesa, mientras en las escaleras se mezclaban perfumes parisinos y un olor a jabón; se quedaban impregnados en la alfombra, y, en cada paso era posible aspirarlos y guardarlos en el cofre de los secretos. Nunca tantos olores se quedaron conmigo; aún cuando llego a percibirlos en alguna parte, puedo sentir de nuevo el primer escalofrío del deseo, el miedo y la culpa.
Entrada la noche, sólo el nerviosismo y la emoción recorría la piel, circulaba por mis pensamientos, mil cosas y nada a la vez. Sabía que todos dormían en ese momento, menos él. Me esperaba abajo. No hizo falta hablar sobre ello, sólo sabíamos que esa noche podríamos encontrarnos. En mi inocencia, soñaba sólo con volver a tocar sus labios tibios y dulces, no pensaba, ni imaginaba siquiera lo que sucedería.
Mis pies, tocaban cada uno de los escalones, levantando la consciencia, llevándola a una cápsula de ensueño; mi aliento cada vez más agitado y mi corazón al punto del embate. Estaba ahí, junto al trinchador de cristales biselados y lleno de porcelana fina; con la mirada baja y sus rizos enmarcando el secreto. No dijo nada; no era necesario, al momento de estar frente a frente, nuestros labios se rozaron y en un vuelco nuestros rostros se perdían. Jamás había pensado que un beso pudiera ser así... tantas cosas a la vez, y nada en unos minutos. Un beso de esa medida, hace perder la noción del tiempo, los pensamientos se tornan erráticos y se van. Sólo el correr de tantas sensaciones nuevas parecían acallar la moral. Y en un instante, todo se transformó. Tomó mi mano y la recorrió por lugares desconocidos y terriblemente excitantes. El estómago se dio un vuelco y la razón apareció; los sonidos de los coches de la calle vecina aparecieron y el miedo a mí misma, a lo oculto, me detuvieron. Quité mis manos de donde quiera que estuvieran y aparté mis labios de sus besos hechiceros. 
El ambiente se detuvo, el espacio tomó colores fúnebres, combinados con carmín. Lo amaba, pero no sabía si así.
A la mañana siguiente, los rayos del Sol, iluminaron todo; no dejaron espacio en penumbra. Sólo mi corazón resguardaba el recuerdo de las sombras de la noche anterior, del calor, del silencio. Y afuera, las canciones sonaban a incertidumbre, somos tanto y sé que no somos nada. Un adiós se quedaba en el aire, un beso de despedida se quedó a la espera; todo ha cambiado, ya no huele a nada.

Comentarios

  1. Esta es mi vida, mis letras, mis historias. Cada vez que escribo, me quito la careta, soy yo. Si me lees y te agrada; o te hace evocar algo de tu propio existir, te agradezco lo compartas conmigo.

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