Sombras
Para ti:
Es difícil escribir sobre esta historia, un límite interno me ha detenido durante varios años; y ahora que estoy aquí, abriendo mi alma para poder decir lo sucedido, muchas cosas parecen tomar colores diversos. El arlequín y el mimo juegan con las palabras y las imágenes, todo se disfraza de colores vivos y llamativos y de repente, se convierte en sólo palabras aisladas con tonos sombríos, grisáseos.
Quisiera marcarte por teléfono y decirte tantas cosas, preguntarte, para sacar conclusiones, para obtener respuestas. Aunque sé lo que pasaría; porque en un momento de aquella tormenta otoñal lo intenté, y sólo obtuve más dudas, molestia a tus estúpidas respuestas. La solución ha sido desde entonces, desde hace siete años; mantenerte alejado de mi existir.
Tomé distancia, me fui de la ciudad, porque no toleraba más tanto enojo conmigo misma. Abriste una puerta difícil de cerrar, de una Julia Eskarra que no me agrada, una Julia que botó todo por nada. Eso me enoja más contigo, me exaspera, tengo rabia; por enseñarme una parte de mí que me duele, que no he podido contener siempre.
Mis pasos han dejado unas marcas en las calles, por donde deambula el dolor y la agonía, se quedaron encerrados en un ir y venir, tratando de revivir y perder en las esquinas lo ocurrido. Esa sensación de querer perder la memoria de aquellos meses y querer guardar los detalles en la humedad que respiro, me enoja más.
Reconocer mis debilidades, aún cuando considero que mi esencia es fuerte; es de las memorias más enredadas. Y en un instante ahí está todo, revuelto, como una telaraña; donde no se sabe dónde comienza y dónde culmina, dejando fuera la luz y la claridad para observar detenidamente. Así ha sido esta historia, desordenada y en tinieblas.
Así es la infidelidad, terrible para quien la recibe y aunque muchos no lo crean, dolorosa también para quien la ejecuta.
Julia Eskarra no puede vivir con dobleces; si está en un espacio, con un amor; ahí está, respirando el espacio, comiendo a bocanadas los olores y pintando con la mirada las sensaciones. Pero ser infiel no permite llevar ese torrente a cada lugar que se transita. Es imposible mostrarse como es, es volver a guardar secretos con ganas de vaciarlos.
Eras todo y eras nada, ninguna realidad parecía permanente, tenía que mantenerte en secreto y mantener oculta a Julia la infiel.
Esa puerta abriste, una puerta que nunca debió perder la llave, perder la cabeza. Eso representas para mí, todas las sombras posibles. Las sombras del dolor y la depresión, el refugio de la ira y la desesperación, la culpa por el pecado, las ansias del olvido y la recuperación de mí misma.
La necesidad de volver a ser yo.
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