Batalla perdida

No quiero enlodar la imagen de mi compañero de vida y justificar mis fanfarronerías y escaso ego. Es preferible dejar constancia de sólo lo que yo he hecho. Ya su parte, le corresponde a él. O al menos por el momento. Quizá en otro espacio pueda contar esa historia, que es una historia... El ego ha sido en muchas ocasiones un traidor, un embustero; que hace que vea cosas donde no las hay, que me enloquezca con frases de cuento, miradas escondidas detrás de un matrimonio. Así comenzó el romance, cuando mi ego estaba al borde del precipicio, me sentía sólo ama de casa, madre, trabajadora; lo último que recuerdo de esos años, es una escasa pasión de un matrimonio de 12 años llevaderos. Muchas noches, aún recuerdo, pasarlas en vela; con una muerte lenta de mi feminidad y deseos, viendo como mi pareja dormía plácidamente y dentro de las sábanas dejar hundidas mis necesidades. Nada lo despertaba, ni mi llanto por sentirme sola, poco deseada y amada. Lloraba, tumbada junto al retr...