Sutilezas
Después de más de un mes, Julia Eskarra comienza a escribir sobre muchos eventos que han sucedido en tan poco tiempo. ¿Cómo se puede describir lo que ha llenado el alma, como no se ha hecho en tantos años?, ¿cómo conjugar la actualidad con los sucesos de a penas hace un par de meses, donde la existencia misma estaba siendo tan errática y confusa?
Ahora, hasta el día de hoy tampoco sabe la realidad total de cada una de las partículas del tiempo y el espacio que la inundan a cada segundo. No se sabe dónde comienza y dónde se ha quedado en pausa las sensaciones a penas conocidas y otras recobradas.
El minutero hace memoria de algunas situaciones. Trata de recobrar en compañía del viento algunas emociones que deambularon por estos meses. Pero ¿cómo escribir con lo que continúa?, ¿cómo dejar de lado la realidad para escribir sobre recuerdos avasallantes que abrieron el alma y pusieron al rojo vivo el corazón y que siguen en sucesos continuos sin tregua?
Julia Eskarra, no sabe por dónde comenzar cuando el alma está desbordante, cuando tiene que recobrar el sentido para ponerle nombre a las cosas, para sitiar tantas emociones ajenas, amorfas y deslumbrantes. No se sabe si comenzar por la frialdad, con la que comenzó la historia que ella quería escribir; con un final próximo y certero que le diera la tranquilidad que anhelaba más que nada en este mundo; que le permitiera continuar con la vida que había calculado; sin descalabros, sin dolor, con las estrategias precisas para sólo sortear lo que era referente a otros estratos; excepto lo relacionado con el corazón. Ese aspecto se estaba dejando, aún en el cofre bajo llave, aquel que no debía tener ninguna opción de salida, porque es más riesgoso que la existencia misma.
O continuar simplemente con la historia que se escribió sola, aquella que no pidió permiso de colarse en sus entrañas; la que no se soñó, la que se teje sola; ésa que se musita las cosas a escondidas de sí misma, para que deje de sabotearse a cada instante. La que guarda los secretos de los sentimientos más íntimos, con sensaciones y caricias que nunca se habían percibido ni con la piel, ni con la mirada.
¿Cómo se traen de vuelta las sensaciones que son intangibles, que se escriben solas en el alma?, ésas que se respiran y se ven sin ser presentes. Que se escuchan detrás de una llamada breve o una que pueda durar más de once horas; las que se ven detrás de los ojos, las que se tocan con los dedos y con los pensamientos. Serán plasmadas de la manera más fiel y tangible en un apartado, totalmente apartado de todo el pasado de Julia; ese pasado que ya no se añora, que ya no se pasea por las noches, el que no sabe a nada, que sabe a olvido y que ha perdido las sombras más insistentes y resistentes.
Estas nuevas páginas, serán escritas entre nubes y sueños, entre besos y caricias nuevas, entre amor y paz; que no se pierde.
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