¿Cómo hacer?

Tengo sin escribir mucho tiempo. Han ocurrido tantos sucesos que no sé por dónde comenzar. Aunque sé que la parte más importante para contar es la mía. Como diría Enrique, ¿siempre se debe de tratar sobre tí?
Julia Eskarra, se había levantado de una caída nueva, los raspones y las heridas causadas por el choque contra la acera, estaban sanando poco a poco. En aquella tarde de marzo las cosas estaban saliendo poco a poco de la mejor manera. El dolor de estómago se estaba quedando donde debía estar. Fuera de ella.
Lograba quedarse frente al monitor de la computadora y podía escribir sobre su pasado, sin salir en partes por el teclado. Estaba resuelta a lograr sus objetivos, sus retos; como ellas los llamó aquella madrugada donde salió a correr y definió que su futuro estaba en sus manos.
Pero el destino es más hábil de lo que ella quisiera, ella desearía que el destino deje de jugar con sus emociones. Aunque, está segura que como dice Freud, no es precisamente el destino, es el inconsciente el que mueve las piezas de este rompecabezas que no termina da armarse por completo.
Mientras usaba sus manos y el teclado sonaba  rítmincamente ante los recuerdos, sonó una alarma en las redes sociales. Una solicitud de un hombre de tez morena y brazos fuertes. A simple vista, parecía agradable y decidió darse la oportunidad de revisar más a fondo aquella solicitud, Observó detenidamente fotos, información y diferente información de aquel hombre. Después de un par de horas, lo aceptó. Le daba igual que fuera un contacto o que pudiese incluirse en su vida. Ella continuaba con el trabajo que le establ mes de diciembre cuando se comunicaron y desde esos momentos; la evoca cuando desea sentir un lugar seguro en las palabras del mundo.
Así, que al leer "su palabra", inmediatamente contestó, un breve mensaje de "buenas tardes", fue suficiente para iniciar una amena coa envolviendo las entrañas y le hacían sonreír  en breve.
Un mensaje apareció en su móvil, imposible recordar cómo estaba redactado; sin embargo, una palabra fue suficiente para responder y anclarse a él de una manera despiadada: "afable".
Afable, no es una palabra común, pocas personas la incluyen en su vocabulario. Una de, ésas pocas es Enrique; sí, Enrique la utilizó en enversación de cuatro horas; mientras ella continuaba con sus escritos. En algún momento, ambos, Julia e Ían se enviaron audios. Su tono masculino sonó a través de la bocina y una risa peculiar acompañó a algunas frases. Ésa risa, penetró en sus recuerdos y evocó a un personaje que tenía guardado para si.
Un hombre muy alto y definitivamente inteligente. Del cuál se enamoró en su juventud. Luis, su maestro de Psicología avanzada, reía igual que aquel hombre. Toda su tranquilidad se estaba enfocando en una particularidad en esos momentos. Aquella risa y voz, le daban confianza.
Ían, entonces, solicitó marcarle por teléfono. Quién habla por teléfono en estos días?
Sin embargo, así comenzó una llamada de once horas treinta y tres minutos. Que incluyó: explicación de vida, trabajo, familia, hobbies, gustos, historias de terror, risas y una esperanza extraña que no había sido evocada.
Al llegar al trabajo sin dormir, las cosas no se le dificultaron en lo absoluto. Al contrario, se sentía más despierta cada vez, no sabía que aquéllo que acababa de vivir, era sólo un respiro a la ausencia o en verdad había sucedido. El café recién comprado y la desvelada se estaban llevando bien; entre el aroma penetrante de su bebida caliente y el viento fresco de aquella mañana, los pensamientos de Julia se fundían más en sus nuevos recuerdos.
Deseaba por una parte, no continuar con nada, pues ya lo había perdido todo con anterioridad; sin embargo, la vida le estaba presentando esta nueva oportunidad y se la quería regalar. Sólo los meses le darían cuenta de lo que estaba por comenzar.
A veces, quisiera tomar la vida de Julia entre mis dedos, como si yo pudiese trasladarme hasta el día que estoy escribiendo, para escribirlo de nuevo. Con otros personajes, en otros sitios, con otros finales. Pero ella talla sus historias a su manera, aún a sabiendas de lo que se encontrará al final de sus días. ¿Cómo hacer para que Julia Eskarra tome el control de su vida de una buena vez y escriba en su vida una historia como la que le llevará a la mejor versión de sí misma?, ¿cómo hacer para que deje de buscar otro final de los mismos tipos de historia cada vez?, ¿cómo zafarse del dolor que le causarán historias similares?. No lo sé, o quizá sí lo sé. Pero se empeña en buscar sólo paleativos en lugar de la cura verdadera. Dejar de creer que quien lastima una vez va a lastimar más veces. ¿Cómo hacer para que comprenda que tiene más fuerza de la que se permite ver?, ¿cómo hacer para que se mire al espejo de una vez y comprenda que la vida le puede tener sorpresas agradables, y se deje de andar por las ramas?, ¿cómo hacer?


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