Sin recuerdos
Corre al monitor, desea ver las primeras líneas antes de olvidar el mínimo detalle, las más ínfimas palabras en la conversación guardada en su mente; quizá varias de ellas cambiadas por la necesidad de sensaciones guardadas para sí. Abrió la página, y de pronto, todas las líneas dramáticas se esfuman entre la realidad que danza entre el camino de mesa multicolor, con textura rugosa, con triángulos invertidos; se diluyen entre el bies color marrón y el jarrón de cristal soplado con líneas simulando estar fracturado. Se pierden detrás del cuadro que anuncia las cinco mil piezas de la copia de un Monet; nada en sus ríos que fluyen entre los nenúfares y se quedan mudas. Están agotadas de narrar la nada de tantos años. ¿Cuántos años han pasado y sin nada en las manos?, ¿cuántos días han transcurrido sin mencionar siquiera lo que los sueños no olvidan? Casi tres décadas de llamarle en las noches en silencio, casi tres décadas de querer olvidarle mientras los anhelos se aferran. Enrique sigue...