Ni un segundo
La felicidad completa no existe, sólo pequeñas bocanadas de tranquilidad, placer, alegría. Sucede que a veces llega por milésimas de segundo, sólo para recordarte que está ahí, esperando; resguardada a que la encuentres a que choques con ella en alguna avenida, en una playa, en una caricia, en un recuerdo.
Julia reconoce ahora esa sensación y la aspira en su respiración profunda de las mañanas, por las tardes cuando maneja en carretera de regreso a casa, cuando abre la puerta a un paciente y despide a otro que se va satisfecho y agradecido por la sesión; cuando cierra sus ojos al escuchar sus canciones, cuando habla con sus hijas, cuando se sabe orgullosa de sí misma. No sólo por lo que ha logrado, sino por el camino transitado entre sombras y lágrimas, como también entre risas y destellos de felicidad.
Hoy quizá no fue el mejor día, pero ha tomado una decisión: seguir escribiendo para sí, sólo por el hecho de tejer palabras con desahogo; que nos permitan a ambas ser un día una misma
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