Vendaval
Se quedaba sin aliento, mientras conduce en medio de la noche. No percibe ni Luna, ni estrellas rutilantes; se ha ido. Continúa ausente de sí, se evapora en su misma ausencia, lo poco que hubiera perdurado como esencia raquítica se lo perdió un día. Una presencia nueva, una figura silenciosa, tierna y extraña. Ha llegado como un vendaval a la vida endeble de Julia, le ha arrancado con dientes y frases suaves los alfileres con que estaba detenida desde hace meses. Sostenía aferrada cualquier partícula de aliento y recuerdo que le mantuviera en esta vida, cualquier memoria que le hiciera presente que estaba viva. Pero, qué hacer cuando quién, sin aviso levanta de entre las cenizas lo poco que queda; sostiene la fragilidad entre sus gruesas manos; quién sin pensarlo tanto se atreve a dar un soplo de nueva esperanza. Nuevo palpitar que Julia no veía venir, que Julia había olvidado pedir en sus oraciones nocturnas. Brisa ligera de porvenir, luz en medio de las tinieblas que...