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Mostrando las entradas de mayo, 2024

Musito

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Los años, los meses han dejado ver tantas cosas de Julia a través mío. La he desnudado sin recato, sin mesura... Quizá también sin amor. Debí protegerla desde hace mucho, olvidar este espacio que sólo nos recuerda que tú sabes de nosotras a través de estos renglones y nosotras sabemos que aún nos recuerdas al encontrar que lees la vida espectral de Julia, que carcomes mis escritos. Es lo único que nos mantiene unidos, lo único que nos hace saber que estamos vivos. Si Julia fuera mi paciente le preguntaría: - Qué necesitas para cerrar con todo? Y seguramente, de manera melancólica me respondería:  - El saberme olvidada. Detrás de mi mirada compasiva, mi respuesta sería: - Te ha olvídado Julia, sólo existes aquí y sólo yo te veo, te escucho, te siento. Él te ha olvidado. Y quizá, sólo quizá tome la decisión de partir definitivamente con maleta en mano, vestida de olvido, empapada de adiós. -Quizá, ya sea el momento Julia. Quizá ya sea el momento Nubia. - Musito para ambas.

Abrazar tu sombra

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La vida no ha parado. Julia desearía tener la certeza de muchas cosas para poder tomar una decisión adecuada o más bien, muchas. Su tranquilidad se ha visto ensombrecida en los últimos meses. La necesidad oculta de salir de donde un día se sintió atrapada ha rebasado sus límites físicos. Lo logros que ha obtenido a raíz de la depresión de hace más de diez años, han sido enormes. Ella misma no dimensiona su alcance. Se ha desbordado por seguir. Hoy no ha sido la excepción, sentada en su silla giratoria color rosa pastel contempla lo que debiera dejar para siempre en el olvido. Esas manos alargadas tocándose la cara en la sesión de las nueve treinta le han revuelto el estómago. ¿Cuántas veces observó este mismo gesto de desesperación en Enrique? No lo sabe. La sesión pareciera que tiene prisa y concluye con una sonrisa parecida a la de aquel hombre lejano. Julia necesita hablar consigo y decide continuar en su refugio, al marcharse el paciente que le recordó diminutos detalles, regresa. ...

Dejarlo todo

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 Te pienso mucho, lamento en lo profundo tu partida tan lejos. Tengo tiempo tratando de digerir tu ausencia que siempre ha sido. Quizá haya sido lo mejor para mi el saber que si antes no te podría ver, ahora menor es la posibilidad. Sigo buscando respuestas sobre mi misma, se que este mensaje representa un retroceso emocional para mi. He buscado mil maneras de hablar contigo y no lo he logrado, será mejor dejarlo todo 

Sin

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 Ha llovido toda la noche, los relámpagos no dejaron espacio sin sonido. La frescura entra sin permiso por la ventana. Las suaves cortinas blancas ondean al compás de la tormenta. La camiseta color salmón con letras metálicas de aquella película vieja de Disney, donde la señorita vuela en sombrilla;  a penas tapan la intimidad de Julia, sus piernas  abrazan con fuerza la suave almohada para sentirse segura. Aquella melodía que escuchaba cuando tenía trece le avisa que es momento de despertar. Comienza su día, maneja... trabaja y regresa a la ciudad nuevamente. A penas tiene tiempo de cambiarse los zapatos tenis por su calzado adecuado para trabajar como terapeuta. Los días han transcurrido con una lucha interna que le cierra los labios sin querer pronunciar palabra. Sus esfuerzos por tener logros profesionales, le han llevado a poner al límite su cuerpo. Los últimos días, observa sus alcances y sabe bien que nunca... ni siquiera fue capaz de concebir  en sueños, a dó...

Déjale morir

 Se nota la falta de argumentos... Esta historia ya no resuena me ningún rincón, será mejor dejarle morir 

Tú sin ti

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 La alarma ha sonado, Julia la ha programado con una canción de sus felices 14. Como si la música de pronto pudiera tener la magia para quitarle de los ojos los años y los recuerdos. Abre sus ojos y se da cuenta que aún no amanece.  Este trabajo que por  veinticinco años ha realizado, empieza a cansarle la piel. Debe en todo momento estar contenta, pues lo tiene todo. Empero, hay algunos vacíos que le llenan el alma y la han mantenido triste durante muchos años. Quizá, esa tristeza es la que alejó a quién no se quedó. Pensó sin cerrar los ojos.  Debía levantar su cuerpo de las sábanas blancas, acomodar su larga melena negra, enredada por las horas de la noche. Dentro de su mente se hilvanan los pensamientos de que en lugar de trasladarse por una hora, pudiera levantarse con agrado a tomar un café y sentarse a escribir, a corregir, a editar sus sueños. Su libro la tiene inquieta, la tiene al borde del grito a Enrique. Aún le quedan preguntas que van surgiendo conforme...