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Mostrando las entradas de diciembre, 2018

Julia es...

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Julia Eskarra es ahora una persona distinta, jamás seré la de hace siete años. Esa Julia se la llevó el viento y la arrasaron las olas del mar crecido. La infidelidad cambió mi rostro, se desfiguró mi memoria y mis anhelos los dejé bajo las rocas de nuestro viaje. Enrique se convirtió en mi locura, en un tormento imposible, no se puede vivir con ese recuerdo tantos días. Aquella tarde, después de verlo por primera vez en el centro comercial; manejé hasta casa, con la certeza de que era, aquella la primera y única vez que lo vería en mi vida. No podía dejar entrar a Enrique, a qué; no tenía sentido, siquiera seguir pensando en él. Mi vida era estable, segura, un refugio que había construido a base de perfección. Los semáforos parecían demorar tanto, que me permitían pensar en cada uno de los diálogos que habíamos sostenido minutos antes, mi cabeza no lograba dejarlos lejos, fuera del auto; hubiera deseado que durara más la charla, que me explicaras porqué no me amaste como yo a...

Entre líneas

A veces me da curiosidad saber qué es de su vida, si Enrique seguirá casada aún, si vive, tiene trabajo, es feliz, qué ha sido de él durante estos siete años de no verlo. No alcanzo a recordar el último día que lo vi; hoy quisiera ubicar ése día, sólo recuerdo que fue antes de vacaciones de Semana Santa, cuando llevé a mis hijas a visitar a su papá, hasta la península. Incontables veces he revisado sus redes sociales, la incertidumbre que no me pertenece, me orilla a buscar, hurgar donde nada es mío, donde no hay nada que me una él. Hace un par de semanas fui débil, como lo he sido en otras ocasiones; lo busqué y ahí estaba. Una publicación de pocas (Enrique casi no publica nada); en dicha publicación anunciaba la muerte de su padre.Hasta donde yo había sabido, su padre no estaba con ellos, había emigrado hacia otro país, desde que él era pequeño. Al ver su publicación, los pretextos salieron a flote; podría escribirle para darle el pésame y decirle cuánto lamentaba su pérdida. Mi ca...

Encuentro veraniego

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Verano del 99 y un avión. Braulio llegó después de tanta espera; se quedaría por un lapso de un mes en mi ciudad natal. Él venía a pasar unos días a mi lado con el pretexto de mi graduación. En esa tarde calurosa, mi madre me hizo compañía para recogerlo en el aeropuerto. Mi experiencia no daba para creer que podría arribar sólo para estar conmigo. Después de unos minutos de espera, apareció. Colgando de su espalda una mochila y entre sus manos la maleta; presagiaron que venía con inte nsión de permanecer; la sonrisa cálida se asomó primero y mi saludo efusivo entre la gente, después. Era un encuentro inusual e increíble. En el trayecto a casa, las preguntas en mi cabeza no dejaban centrar mi atención en la plática entre Braulio y mi madre. Jamás se me ocurrió pensar, si quizá era un asesino, o un loco, o algo peor. Qué me pasaba?, porqué recibía a ese hombre, sentado en el asiento del copiloto, con un acento extraño y palabras aceleradas, en mi vida? A medida que avanzábamos en la ...