Merodeando los rincones de Julia

Después de ese viaje las cosas comenzaron a cambiar poco a poco, Julia no deseaba ver a Enrique tanto como antes. La necesidad de verle ya no era imperante como en meses pasados. Deseaba despertar un día y darse cuenta de que lo había olvidado por completo. Que estaba libre de todo, de culpa, de amor y de dolor. Pero el camino no sería tan fácil. Las visitas furtivas de su amor estaban a la puerta, llegaba por las noches y se quedaba sólo por un par de horas. Él solicitaba a Julia más amor cada vez, más atenciones, caricias, besos y un lugar en su corazón que sabía que estaba perdiendo poco a poco. Julia se estaba quedando sin palabras, sin suspiros por Enrique; los necesitaba para ella, para poder sobrevivir, estaba pensando en dejarlos sólo para su existencia. Ya las palabras de amor eran cada vez más escasas, no le quedaban muchas en su corazón, se estaban agotando; los pensamientos también escapaban de a poco hacia recuerdos de seguridad junto a Braulio....