En la espuma
Los días se hacen cada vez más cortos, las lluvias no han cesado. El frío ha llegado por las noches, ha sido necesario cerrar las ventanas de la alcoba. Los helechos del jardín se mojan y caen las gotas en cascada. Julia tiene insomnio. Braulio está por irse lejos, definitivamente y ella no tiene derecho a sentirse triste por ello. No logra identificar qué siente. Sólo sabe que desde el día que se enteró de su partida, ha llorado; se siente desolada, con miedo. Con un no sabe qué en el pecho, en la garganta. Ha llorado como niña abandonada, desde el vientre; se le rasga la garganta y ha quedado afónica en varias ocasiones. Su gripe duró treinta y dos días. Cómo explicar a los demás lo que siente, si ni ella misma sabe qué le pasa. El dolor es profundo y la gente lo nota. Se va, al día de hoy faltan sólo veintitrés días y horas para su partida. Se va por tierra con su historia y parte de la de ella. Lleva en la guantera de la camioneta sus sueños de una familia, las ganas de...