Contenida
La sonrisa de Enrique era especial, tenía cierto tono de misterio que escondía entre la mejilla derecha; ya que lo hacía más bien como una mueca, esta reacción instantánea se desataba entre líneas, cuando no tenía mucho ánimo de reír por completo. Sus pupilas se llenaban de brillo cuando tenía algo que le hacía gracia, pero pocas veces lo escuché reír descaradamente. Despertar esas sonrisas a medias, era todo un proyecto de amor. Enrique nunca fue muy alegre; más bien me suena melancólico. Era lo contrario de Braulio. Enrique era demasiada burocracia para ser feliz y con Braulio, la vida siempre fue más sencilla y divertida. Me gustaba ese tono que escondía Enrique entre sus mejillas, un tanto sombrío, pero a la vez seductor. No lograba separar ambas escenas de su mirada. Hubiera querido que riera conmigo, que me ayudara a ver la vida más ligera. Mis ojos también guardaban muchas sombras, la depresión que me envolvía de manera avasallante, me hacía olvidar. No recordaba...