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Mostrando las entradas de marzo, 2020

Todas de golpe

Había pensado dejar sin concluir la relación con Alan.  No darle un final, no despedidas, no cortes tajantes; para que, doliera menos. Pero con el paso de los días, me doy cuenta que dejo mi esencia en cada una de las esperas de alguien a quien no le intereso. Es la viva imagen de Enrique, donde busco y no encuentro ni respuesta ni respiro. Más bien me ahoga más, me sofoca y me hace llorar de dolor. ¿Por qué permitir semejante juego?, no comprendo aún, ni logro desentrañar las causas que me mueven hacia el retorno constante hacia él. Me busca y puedo olvidar el dolor que me causó a penas unos momentos atrás. ¿De qué trata esta historia que se escapa de extinguirse?, ¿por qué se repite?, ¿qué enseñanza no se ha aprendido en su totalidad?, ¿por qué el dolor es tan profundo, que me lleva a llorar a oscuras en el baño, cuando todos se han marchado? No lo sé aún; en ocasiones dejo la pregunta al aire, con la necesidad de que sea respondida desde un punto donde pueda observar la res...

Extrañando mi refugio

Julia Eskarra, siempre escribe primero, antes de colocar los títulos a los fragmentos de su alma, a las partículas de su ser, a los minúsculos pensamientos. Pero hoy, sabe exactamente cómo quiere titular a esta parte de ella; que será escrita en pocas o muchas líneas, aún no lo sabe. El tecleo se escucha sin cesar, dentro de la blanca habitación. La música de fondo que ha colocado en su computadora, ha cambiado un poco; ya no quiere escuchar las dramáticas notas que siempre suenan cuando escribe. Ahora, pretende generar nuevos recuerdos; pero cómo generar nuevos cuando de pronto Enrique vuelve a su mente? Estaba tan feliz de haberlo dejado en una parte de su ser que ya no le representaba vulnerabilidad. Pero ahora, por extrañas razones, lo vuelve a evocar a su torrente. Y sabe precisamente la razón.  Es la única persona que la conoce a profundidad, que seguramente podría desentrañar las razones que la mueven, y que ella misma no entiende o no puede reconocer aún. Enrique ha borr...

Al derecho sobre la mesa

Las piezas del rompecabezas se han guardado una y otra vez. Desconocen la causa del porqué no pueden ser ensambladas. Vuelven a la caja y se resguardan. Murmuran entre ellas, desean armar una nueva historia, un hermoso paisaje donde pueda transitar alguien feliz y sola, donde sólo se sientan sus pasos sobre las baldosas rojizas de los pasadizos extraños. Sueñan con lanzar chorros de agua por las gárgolas de la fuente que se dibuja al fondo, y, recibir los deseos más profundos de aquella nueva figura. Una figura con  vestidos ligeros y cabellos largos, que sólo le puede mirar la espalda, porque ya no regresa, sólo va. Llegado el día, se voltearán todas al derecho y se buscarán entre ellas; primero las orillas, para enmarcar una sonrisa al vuelo, para tener un bobo logro que significa más de lo que aparenta. Se buscan los colores similares; los brillantes y los opacos, las letras y los carteles de las calles. Los azules de la fuente de los deseos y los rojos de las baldosas. Falta...

Volver a mí

No puedo recordar en qué parte de la historia me quedé. Soy Julia Eskarra, cada día más mía, cada día más extraña a lo que venía siendo. No conozco algunas líneas de mi sombras, un día decido alejarme de todo y de todos y después de éso,mis pensamientos cambian de manera vertiginosa y tomo otras decisiones, a veces erradas y otras certeras, donde el principal personaje es y seguirá siendo mi corazón. He llegado a pensar que quizá sea posible que en el momento menos pensado, las ideas se ajusten, que los sentimientos se organicen y dejen detrás de la puerta, todo aquello que ya no le sea útil. Que la existencia misma sea más llevadera de lo que parece ahora. Mi sonrisa crece al pensar en un nuevo amor; y al final del día, al volver a casa, me doy cuenta que se ha quedado abandonada toda ilusión en la banca del café, en el pasillo de la alameda, sobre el mármol blanco de la explanada central o en los mensajes que no llenan un vacío de algo que no queda. Cuando dejé por fin a Braulio...

Breve

Julia ha decidido, dejar de correr detrás de quien no la ama. El amor no se persigue. Aún cuando sus pasos se ha ocupado de seguir fantasmas atascados en la memoria. Ahora, está agotada de seguir a quien no ama, a quien no tiene la intensión de caminar a su lado. Que permanezca lo que quiera, lo que se aferre a ella; lo que no, que se agite con las hojas y se mueva. Se vaya tan lejos que no se note en el cielo, se confunda con las nubes o los rayos ensordecedores del Sol. Que se queden perdidos en el ocaso, que se caigan en el horizonte y se pierdan en los suspiros que Julia no desea regalar más. Los está dejando en libertad de correr de ella, de dejar de ser una molestia o algo incómodo. Los suelta y olvida, un día a la vez. Un día un beso, otro una caricia, otros unas vagas frases; ensombrecidas de mentiras y falta de presencia. Basta sólo ella para llenar los espacios vacíos. Suficientes sus letras e historias para desbordar su existencia, Suficiente para ver el resplandor del ...