Lágrimas perdidas

Se ha dejado para después un sueño, una esperanza, un trayecto, un respiro. No se ha determinado el día ni el lugar donde todo pueda darse; sin embargo la mesa se pone y los manteles largos sostienen la cena que no llega. Aquella mesa puesta espera con las uvas, el queso y el vino que se pone amargo de tanto tiempo que ni siquiera se toca. Se deja a la espera el deseo y el amor, las manos temblorosas y las lágrimas perdidas. Julia ha dejado tanto en el trayecto que si desea retornar para recoger lo olvidado... los anhelos, los deseos, los sueños; le llevará el doble del tiempo que le tomó perderlos. Porque en lo que los toma entre las manos, los recuerda y los llora; será entonces tiempo perdido. No se recupera lo dejado en las aceras, en las carreteras llenas de lluvia, en el desierto que guardó la utopía de una vida distinta, en las olas intempestivas del mar helado del Norte. No se recupera ni tiempo, ni energía, ni seres, ni almas; tampoco la propia. Porque ni siquier...