Sola

La vida es del tono del que decidas pintarla, tan bella como quieras decorarla; a veces la paciencia, el amor, la esperanza o la paz se tornan insuficientes, son escasas. Dejamos que los tonos de gris abran su gama, difuminándose entre cada uno de los días, y, sin darnos cuenta los meses ya han pasado, y nuestra vida ha marchado sin color. Así se empezaron a teñir mis días, fantasmales; donde el tiempo parecía lento y asfixiante. Braulio cada día más molesto se aferraba a mí, y yo, lo iba soltando poco a poco. Siempre hemos sido muy buenos amigos y excelente equipo, independientemente de nuestra relación de pareja salimos a flote cuando la familia está en riesgo. Sin embargo, en esos momentos, lo que menos quería yo, era sentirme cerca de él; tenía la ilusión de que la vida cerca a Enrique sería mejor, tendría la opción de sentirme más amada y valorada; qué lejos de la realidad. Las discusiones cotidianas nos llevaron a la partida de Braulio, salió de casa con una pequeña mal...