Olor a incienso

Me había casado hacía 12 años cuando nos volvimos a encontrar con Enrique, para ese entonces, había muchas cosas que habían pasado en mi vida. Me casé con un hombre que pedí al universo cuando Enrique me dejó por otra. El dolor y la soledad mal llevada, hacían que en mis noches desesperadas por un amor, pidiera y rogara por un hombre totalmente distinto a él. Una tarde de invierno, en la que mi confidente y yo salíamos a pasear por la plaza de la ciudad, se dio un evento; que para muchos podría sonar increíble y fantástico, y que así fue en realidad. Nuestros pasos despistados por la plática de tantas historias y secretos que nos teníamos Lidia y yo; nos llevaron a encontrarnos a una mujer de mediana edad, con ropas sueltas y cabellos rizados hasta la cintura, su aspecto gitano salido de un cuento antiguo, evocaba la idea de irrealidad. Las cartas que portaba entre sus manos, mostraban los destinos de mucha gente anunciados con anterioridad. La inexperiencia combinada con l...