No me olvides nuevamente
Julia Eskarra estaba retomando su rumbo poco a poco. Los días le parecían un poco largos a veces y otros extremadamente cortos. Había decidido dejar de ver a Alan. Sentía que no le proporcionaba lo que ella necesitaba, ella sentía que le faltaba la seguridad de una relación. Una certeza que le abriera las puertas a la tranquilidad que recién había perdido en el andar de los meses anteriores. No era capaz de notar que Alan no era Braulio, ni tampoco Enrique. Y que esa seguridad tan anhelada no la encontraría en nadie, porque estaba en ella misma. Así que comenzó por buscarse dentro, muy dentro lo que la mantendría estable y en calma. Comenzó a despertase antes de las cinco de la mañana y salir a caminar sin parar; sus mañanas de trabajo estaban iniciando cada día mejor. Ya no manifestaba tanta ansiedad por recibir un mensaje o por ver a Alan en los días que ella hubiera querido. Lograba hacer sus actividades, sin preguntarse con frecuencia si él pensaba en ella o no. De pronto...